viernes, 18 de diciembre de 2015

Mi experiencia en una galaxia muy muy lejana: Cómo conocí Star Wars


NOTA: Lo que están a punto de leer es todo menos una crítica. El siguiente escrito no cumple más que la función de simples memorias referentes a esta gran franquicia del 7° arte. 

-¿Qué película usted nunca vería en su vida?, me preguntó Juan David girando la cabeza sobre su asiento de la minivan.
-Star Wars -respondí sin vacilar, justo cuando el vehículo viraba a la derecha para tomar una prolongada pendiente- ¡Qué pereza esa cosa, es muy aburridora! 

Tenía unos 7 años por aquel entonces, y aunque desde siempre me había mostrado abierto a toda clase de películas, mis primeras impresiones sobre 'La guerra de las galaxias' eran bastante negativas y por ello mismo, sesgadas. Recuerdo ver a mi padre acostado sobre la cama viendo una copia en VHS de 'El ataque de los clones'; aunque junto a él intenté echarle un vistazo, la película me respondió con un montón de diálogos en un idioma ininteligible para mí en ese entonces (inglés), una trama demasiado enrevesada (sabía leer pero no lo suficientemente rápido como para entender todo lo que decían), y una parsimonia y longitud que me hicieron perder el interés por completo. 

Al tiempo, llegó una copia en VCD (el formato casero más famoso por aquella época) a mi casa sobre la misma obra. Me negué a verla. No fue sino hasta que una noche semanal que, durante una tanda publicitaria entre 'El laboratorio de Dexter' y 'Pokémon', me topé con una serie de "clips animados" que ilustraban a personajes que ya había visto en el poster del episodio II de la saga galáctica. Aunque me mostré renuente a visionarlos, a la larga y por sugerencia de mis amigos, terminé por verlos. 


Entre todo el desorden de clips, pude darle orden al rompecabezas; eso sí, solo al volumen 1, hasta muchos años después no pude ver el volumen 2 de esta historia (vía internet). Satisfecho con lo presenciado y tras charlas en los recreos con amigos sobre la serie, por allá en el 2004 decidí darle una segunda oportunidad a la mentada 'Attack of the clones'.

Frente a todo lo esperado la copia en VCD no solo estaba en español, sino que fue una apoteosis para mí. Tontamente creía que vería una versión en liveaction de lo presentado en la serie animada; evidentemente no fue así y evidentemente lo agradezco porque me entregaron un espectáculo visual, de acción y de ciencia ficción sin precedentes para mi mirada infantil. 


No era de mis favoritas, pero sí era un trabajo que disfrutaba con creces ver una y otra vez. Las charlas sobre el tema se prolongaron con mis amigos. Uno de ellos intentó explicarme toda la historia tras la saga; sin duda fue algo interesante, pero plagado de inexactitudes.

Suerte fue para mí que pocos meses después el estreno del episodio III, 'La venganza de los Sith', llegaría a las carteleras a nivel mundial. Mi amigo fue a verla con una emoción notable al cine. Yo por mi parte, esperé a la copia pirata en DVD (subtitulada al español). Mientras tanto, jugaba con él y otros más a "los guerreros Jedi": chocábamos nuestros antebrazos unos con otros hasta que estos doloridos comenzaban a palpitar... ¡Qué tiempos!, recuerdo muy bien como me cagué el cristal de mi reloj digital de pulso, a punta de golpes. 

Por fin vi con mi familia 'Revenge of the Sith'. Una obra que me fascinó mucho... brutal, dramática y apasionante. Tras estas emocionates piezas fílmicas, más que interesado no podía estar sobre los demás episodios que conformaban la saga. Pero no llegaría a ellos hasta mucho tiempo después.


Por aquellas navidades tuve mi primer acercamiento a otra parte de Star Wars. Recibí para mi PS1 un juego de apariencia muy genial, pero estúpidamente difícil. Nunca logré completarlo. 


Tiempo después mi padre me envió 3 DVDs de caratulas terriblemente deslucidas y desteñidas. No eran nada más, ni nada menos que los episodios IV, V y VI de la saga (copias piratas de alta calidad, y que contenían el último remontaje hecho por Lucas).

El episodio IV me dejó desalentado. Me pareció una gran historia, y no dudaba en absoluto de lo que debió representar en su época... sin embargo, venía de 2 largometrajes excesivamente ataviados de componentes (tanto a nivel argumental como técnico), por lo que la entrega me pareció apocada y tímida. Durante mucho tiempo la consideré mi menos favorita. Con el tiempo aprendería a apreciar su magia, a entender que menos es más y que, por supuesto, su trabajo artesanal valía más que un sin fin de telones verdes y azules. 


Seguí con el episodio V... ¡DIOS!... ¡OH POR DIOS!... una secuela que me fascinó de inicio a fin, que desde siempre he considerado magistral por su narración, su historia y sus enrevesados giros. 


Con el corazón en la mano me dirigí a la entrega final, esa que cerraría un relato que llevaba años viendo. Una conclusión que me llenó a completud y que, por eso mismo y sin mayores ambages, consideré mi favorita de todas por mucho tiempo.  Hoy día se disputa el puesto con la 5°. Si algún día las vuelvo a ver, quizá solucioné este conflicto personal. 



Crecí, investigué sobre la saga, aprendí un poco sobre su elaboración y su proceso de concepción, mi padre compró original el episodio III (por solo U$ 2,5), le presté los DVDs a uno de mis amigos para que los quemara... y al parecer sí lo hizo porque se cagó en los datos de 'El Imperio contraataca' y 'El retorno del Jedi' dejando inutilizables ambas películas me debes esas y otras más JM.

Por allá a mediados del 2008 al fin, un amigo menor que yo me prestó 'La amenaza fantasma'. Bonita e interesante me pareció inicialmente, pero abismalmente lejana en calidad comparada con las 2 previas que había visionado. 


Años después, cuando ahondé más a fondo en el campo de la crítica comencé a comprender las respectivas virtudes y falencias de estas películas. A la hora de la verdad y como bien lo he manifestado antes, todas las entregas me gustan, me entretienen y divierten. Cada una cuenta con su particular momento característico para la saga después de todo.

Hoy, me siento expectante junto a mi padre en una sala tristemente vacía. La música característica de John Williams suena, los títulos amarillos comienzan a ascender, y mi pecho se infla con un aire mezclado con chispas y una ligera sensación efervescente (no es gastritis, es felicidad). 

Mis ojos se enlagunan y una sonrisa se dibuja en mis labios cada vez que veo a esos clásicos personajes retornando en la gran pantalla. La fuerza ha despertado con suma potencia... y aunque está lejos de ser una obra perfecta (justo como sus antecesoras), es una oda a toda la franquicia y a los fans. Una amalgama entre lo nuevo y lo viejo que cumple con una función vital: hacer sentir a la audiencia.