sábado, 26 de agosto de 2017

Death Note -Netflix Live action- (2017)


La primera (y esperemos última) adaptación americana de Death Note no funciona por donde se le mire. Como adaptación no tiene ni una pizca de la esencia de  la serie original, y como producto independiente es floja y translúcida. 

COMO ADAPTACIÓN:
Si tuviese que delimitar aquellos elementos que representan el concepto japonés original, diría que está todo el tema de la justicia. ¿Qué es? ¿Cómo se practica y cuáles son las distintas formas de verla? Desde lo ético y socialmente aceptado, hasta la que dice no a los organismos de control y decide tomarla por su propia mano. La que se ampara en los estatutos legales e imparciales y la que sostiene que por un bien mayor y subjetivo se justifican los medios y los modos. 

Realmente todo este meollo es interesante, si recordamos la serie del 2007 nos damos cuenta que durante sus 37 capítulos invita a la audiencia a que piense sobre lo que ve, y sobre cuál perspectiva de la justicia prefiere: la de Light o la de L. Miren, a mí me importa un carajo que cambien el color de piel, la forma del cabello o el sexo de algún actante, también se me es indiferente que una situación Y ocurra de la manera Z. Es más, siento que muchos de estos cambios pueden ayudar a abrir otras posibilidades dramáticas en la historia, obviamente, siempre y cuando estén coherentemente bien llevados. Lo que quiero decir es que no pido una replica punto a punto de lo ya visto en otro formato. 

Eso no pasa en esta adaptación del 2017, y básicamente porque todo este tema se diluye con el avanzar de escenas y gracias a los personajes que tenemos en pantalla. Por un lado, se intenta medio tratar el tema del castigo a los criminales que lo merecen, pero no llega a ningún sitio porque los personajes principales dejan de lado este ideal, para inmiscuirse en rencillas y resentimientos sociales. El tema de la justicia se vuelve una excusa o, prácticamente, un McGuffin para que la trama avance (y a trompicones por cierto, porque el montaje está más bien atropellado).  


- Es por eso que sorpresivamente tenemos a un L inestable y desbocado en sus sentimientos... increíble que haya llegado a ser el mejor detective del mundo cuando se nubla tanto por las emociones (pathos), en lugar de permitir que la razón le frene y guíe (logos), dándole claridad y estoicidad a su persona (como el paliducho y lánguido original). Esto, amigos míos, independientemente de que traicione la idea del personaje de la serie, es una contradicción consumada por sí sola. Ahora que lo pienso, esta representación del detective se parece más a Mello.

- Y ahí aparece Light, quien deja de ser la mente calculadora y metódica. Utiliza la libreta más por resentimiento que por impotencia (como lo vimos en el animé) y se deja llevar por sus ansias de ser popular, revelando su mayor secreto a su crush de la escuela. ¿Qué cojones estoy viendo acá? Light era carismático y despreciable al unísono por su megalomanía; solo le importaba su propia salvaguardia, y hubiera preferido morir o destruir la libreta antes de que alguien se topara con ella. "¿Prefiero ser ejecutado o lidiar con un incendio en casa?", así piensa Light a la hora de resguardar el cuaderno de posibles intrusos o fisgones.

Podría gastar más renglones explicando otros elementos de la película que dicen rotundamente no a la esencia de la serie, pero prefiero zanjarlo con estas 3 fichas: el ideal de justicia pública echado a perder por las querellas privadas, y los 2 personajes entregados a unas emociones que nublan del todo su raciocinio e inteligencia, su mayor atractivo. ¡Un aplauso a la imprudencia!


COMO OBRA INDEPENDIENTE / SPIN-OFF:
Este trabajo tampoco funciona como un producto a parte o que intenta valerse por sí mismo, porque cuando no se torna estúpido, es pobre y vago. 

Los personajes importan un carajo porque son hojas de papel periódico. En algunos hay un intento tímido de forjar una especie de trasfondo, pero eso no llega a nada más, se queda en lo básico. Y sus personalidades no los sacan a flote porque los personajes se sienten mustios gracias a las actuaciones. 

Posiblemente el único buen intérprete en esta cinta sea Willem Dafoe como Ryuk. Su voz es imponente y espectral, y tan expresiva que por sí misma permite dibujar aún en la penumbra los rasgos y gestos de su personaje. Que dicho sea de paso, me parece increíblemente estúpido que nunca se le muestre.

El premio al peor actor se lo lleva Nat Wolff. Su escala emocional es limitada, y su manía de hacer gestos que desencajan su rostro lo hace verse irritante. Él se encarga de tirar por el desagüe más cercano el carisma y ciertos grados de simpatía que Light (con todo y lo roto y "O.P." que podía llegar a ser en la serie) generaba. Vale, entiendo que se asuste (ante lo sobrenatural y los accidentes) y no tenga reparos en mostrarlo, ¡pero contrólalo un poco hombre!

Las otras actuaciones son secas y no pasan de un gran y sonoro "meeeeh" por calificativo.

La historia se ha vuelto un periplo de colegio, ocurre con y por el fin de agradar a la chica linda que es alocada, sugerente, pícara e inmadura como ella sola; aquí todo gira por berrinche de Mia y por querer clavársela a Mia. Olvidémonos de las tramas policiales y de los entramados mentales donde un dios autoproclamado pretendía imponerse sobre un hábil detective. La película salta más bien olímpicamente de esto, y ya en el clímax presenta algo remotamente similar en un enfrentamiento casi físico donde la caza del gato al ratón se vuelve una auténtica persecución al rededor de callejones y edificios sucios.

La maquinación final del protagonista no deja de sentirse extraña y rebuscada, poco coherente. Sí, al igual que la serie, Light juega con las normas del cuaderno y hace que los vacíos legales que hay en estas jueguen a su favor aunque hagan parecer lo contrario; pero dado que las pinches normas de esta nueva Death Note son diferentes al animé y la lógica con la que actúan es irrisoria, básicamente tenemos un final insatisfactorio y regular. 



DIRECCIÓN:
Adam Wingard, que en el pasado dirigió segmentos de la antología V/H/S o del ABC de la muerte, decepciona y con creces. A lo mejor fue demasiado para él poner en sus manos una historia que debiera contarse en más de 15 minutos.

Los diálogos son pobres, estúpidos y con una tendencia terrible a ser sobreexplicativos; hay una constante exposición en ellos que es demasiado invasiva. 

Ahora, a Death Note le sienta bien el misterio y el tono lóbrego, eso le da intriga, pero Wingard se pasó 3 pueblos con lo que hizo. Era innecesario que tercamente se zambullera de cabeza en un tono de terror, sobre todo cuando este no aporta algún valor agregado a la historia, no transmite interés, es mal ejecutado y es ridículo.

Véase las muertes, que son como las de la saga de Destino final, aparatosas, exageradas, ilógicamente sangrientas e irrisoriamente ejecutadas. ¿Cómo no vas a sufrir de una risa involuntaria cuando ves que el viento por arte de magia mueve algo o una persona se tropieza por error y empuja a otra llevándola a su muerte? Sí, que el animé a veces también se ponía de impresionista con las defunciones, pero eso era contadas veces, también prefería ser sutil o simbólica en ocasiones.


De igual manera está el asunto de querer hacer a Ryuk un demonio hecho y derecho (más que un observador nihilista). No se explica un carajo de su mitología y simplemente se queda ahí en las sombras, siendo una amenaza latente, lo que cambia drásticamente su forma de actuar respecto al material base. Es más, se le llega a ver hasta más parcializado respecto a la situación, como un enemigo más. Este ser se pudo aprovechar en exceso, después de todo, es una llave para entender toda la mitología que hay tras el cuaderno de la muerte y sus reglas.

Llegamos a la utilización del soundtrack. Yo soy partidario de jugar con las melodías extradiegéticas, de torcerlas y plantear música alegre y jovial en momentos crueles, pesadillescos o tensionantes. La sensación de mal cuerpo, des colocación y turbación aumentan con estos movimientos de contradicción (Insidious, The girl with the dragon tattoo, The conjuring 2); pero aquí chocan, no se logra la dinámica esperada. Asumo que las melodías están ahí por fines comerciales (así vendemos más cds) o porque se ha vuelto tendencia desde Guardianes de la Galaxia poner tracks que todo mundo ya conoce.   

...


Uno de los motivos por los que le tenía fe a esta película es que estaba siendo producida por Netflix, una plataforma con la entera potestad de hacer lo que guste: tratar los temas que desee, no escatimar en gastos, contratar a los directores o guionistas que considere convenientes, etc. No tiene sesgos frente un cine, una comunidad o un canal de tv. En la plataforma hay películas que tocan temas adultos y truculentos (yo que sé, el capítulo Cállate y baila de Black Mirror, por mencionar algo). Ansiaba que en esta historia lo abordara todo desde lo sobrio, es decir, tratar el concepto desde una perspectiva clara, humana y "realista", sin llegar a lo maniqueo del animé... sí, esperaba demasiado, pero tampoco pensé que me entregaran tan poco.

Coloquialmente, esta película es Destino final mezclada con alguna película de adolescentes penca, todo mal revuelto y agitado, idiota, infantil y para nada divertida. Un desastre, de lo peor del año.

sábado, 29 de julio de 2017

Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres -Libro- (2005)


Nos encontramos frente a una novela sueca, publicada en 2005 por el periodista Stieg Larsson, quien tuvo el infortunio de morir días antes de que el primer volumen de su obra fuese publicado, y unos cuantos días después de entregar a su editor el borrador de la tercera entrega, perdiéndose del impresionante éxito y el revuelo mediático que de a poco levantaría su trilogía.  

Millenium 1 relata la historia de Mikael Blomkvist, un periodista económico que es condenado por calumnia. Con el ánimo y la reputación por los suelos, recibe la propuesta de un perro viejo de la economía, Henrik Vanger, de que se traslade a un pueblito olvidado por la civilización con la intensión de resolver un misterio. ¿Qué fue de la nieta de su hermano, Harriet Vanger, la heredera de todo un imperio económico? Mikael acepta, y con ello, todo un rompecabezas de piezas inconexas y faltantes, que lleva forjándose desde hace 4 décadas, se extiende sin más. Durante su investigación, cruzará miradas con la enigmática Lisbeth Salander una hacker prodigio de 24 años, con un pasado traumático con olor a gasolina y un impresionante dragón tatuado en toda su espalda. 


La novela está dividida en 6 partes, en las que se encarga de narrar, en tercera persona y con un juego constante entre las perspectivas de Mikael y Lisbeth,  los sucesos acontecidos alrededor de un año aproximadamente. Es así como tenemos el Prólogo, Parte 1: Incitación, Parte 2: Análisis de consecuencias, Parte 3: Fusiones, Parte 4: Hostile Takeover, y el Epílogo: Informe anual. 


El estilo de escritura manejado por Larsson es relativamente complejo y por la misma razón, la lectura del libro requiere de una buena concentración. El autor se caracteriza por el bamboleo constante de perspectivas y la ruptura natural del orden cronológico de los acontecimientos. Resulta normal encontrar dentro de su redacción cómo imprevistamente diversas situaciones se dejan en puntos suspensivos, abriendo una especie de paréntesis temporal y de hechos tras ellas, para tiempo después retornar al punto donde se había quedado. En apariencia resulta confuso, pero una vez el leedor se familiariza con la métrica, realmente no hay mayor inconveniente. Como mencioné arriba, es cuestión tener los ojos bien abiertos. 

Los hombres que no amaban a las mujeres es un libro sombrío, con una crudeza escalofriante en muchos de sus pasajes, y que, como su mismo nombre lo da a entender claramente, expone todo un discurso sobre la misoginia, sobre una propensión de la sociedad a visualizar a las féminas como un objeto que no va más allá del sexo y que, aún peor, a pesar del avance de la sociedad a través de las décadas, sigue perdurando. El racismo, la integridad periodística, la autocensura, el sadismo y la corrupción también resultan siendo tópicos abordados por el volumen de una forma muy concisa y coherente, ofreciendo al leyente unos buenos ratos de reflexión. 

El misterio que se forja página a página, sobre la desaparición de Harriet ha sido bien tratado: enrevesado, complejo y en apariencia sin resolución alguna. No obstante, y llegado cierto punto, el culpable resulta relativamente previsible. Además, es obligación mencionar que el ritmo de la historia se ve severamente condicionado por el desarrollo de la investigación. Este es un libro lento, que realmente no se atreve a revolucionar la velocidad del relato sino hasta la parte 3, justo cuando la investigación comienza a arrojar múltiples y significativos avances, para periódicamente regresar a su ritmo sosegado. Cabe mencionar que su pausado avance no es equivalente a un estancamiento de la historia o a una soporífera experiencia, afirmar esto sería exagerar, simplemente toda la tercera sección de la obra resulta ser considerablemente más emocionante y atrapante que el resto.

La novela otorga la sensación de extenderse más de lo debido, y esto se da gracias a que, una vez llegada a la resolución del misterio de Harriet, y justo cuando se suponía que había llegado el clímax de la narración, otras 200 páginas más aparecen, contando el segundo round de Mikael contra Wennerström. Realmente no sabría decir qué tan acertado resulta extenderse tanto o incluir estos eventos dentro del tomo, sobre todo cuando el conflicto con el gran empresario sueco bien puede sostener un libro por sí solo. Creo que siempre tendré la duda sobre si lo más sensato habría sido presentar esta resolución en una secuela, o exponerlo de una forma más rápida. A la larga, la historia de Millennium 1 se siente encapsulada en otra, prácticamente le presenta al leyente 2 relatos en uno. 

Como elementos anexos, se puede comentar que Los hombres que no amaban a las mujeres dibuja sólidamente sobre Suecia múltiples aristas, perspectivas nuevas y distintas de contemplar el país escandinavo. La primera de estas vendría a ser la economía en una nación primermundista; la segunda el trato y el cuidado que se tiene ante los sectores más vulnerables de la sociedad; queda la tercera, la que más me llamó la atención gracias a mi condición de estudiante en formación, el desenvolvimiento del periodismo dentro del estado. 

El trato que se da a los personajes a lo largo de la historia es cauteloso y milimétricamente construido. Mikael es un ser inteligente, mordaz cuando se necesita el caso, con firmes convicciones y con una vocación de hierro. Lisbeth, por otra parte, es un extraño animal de altísimo cuidado, amenazante, apático y seco desde el primer vistazo, siempre listo a desplegar y extender sus agudas y venenosas púas ante cualquiera que esté dispuesto a alterar su tranquilidad; es por todo lo anterior que resulta tan inesperado, sorprendente y paradójicamente auténtico, cualquier signo de docilidad, amabilidad o empatía hacia cualquier otra persona por su parte. Lisbeth Salander es una pieza maestra dentro del libro, un ente confeccionado con maestría… de una personalidad única, unos lineamientos morales y un modus operandi coherentes al trasfondo que Larsson presenta. Y eso que tan solo dejó ver una parte de esta enigmática chica.

El reparto de personajes secundarios no desluce, también cumple con un pasado muy bien estructurado que les sustenta con demasía. Desde Armanskij, hasta Martin Vanger o Erika Berger, todos son entes tridimensionales. 

Si algún día hago un vídeo sobre este libro, esta sería la portada, creo... Quizá, también, hable largo y tendido sobre sus adaptaciones fílmicas.

Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres es una novela negra más que interesante, que no pasa por inadvertida gracias a sus sombríos temas y su forma tan contundente de abordarlos. A la hora de la verdad, bien podría decirse que la dilatación de su historia, es el elemento que más puntos trae en su contra.

En resumidas cuentas: Un soberbio punto de partida para una trilogía, una lectura seria y recomendable. 

domingo, 16 de julio de 2017

La Carretera -Libro y película- (2006/2009)


Cormac McCarthy ganó en 2006 el Premio Pulitzer con 'La Carretera', una novela corta que nos sitúa en los despojos del apocalipsis. El mundo no se está acabando, ya lo ha hecho; todo ha ardido y el hollín encostra a lo que alguna vez pudo llamarse Tierra. Entre el olor a quemado un padre y un hijo deambulan por una carretera anónima en búsqueda de un imposible... un lugar donde las condiciones no resulten tan adversas y donde la muerte no haya calcinado todo lo conocido, ahora olvidado. 

I. El viaje, la odisea, la historia (AQUÍ HAY SPOILERS)

Los silencios priman durante el viaje, lo que en teoría diferencia este relato de muchas otras road-trip stories, no obstante el juego de mutismo logra decir mucho más que cualquier algarabía. Básicamente somos testigos de 2 miembros que, aunque son familia, no dejan de proceder de distintas temporalidades que están en constante colisión. El padre representa el pasado, todo lo que fue el mundo, y el hijo es la posibilidad de que exista un futuro mejor; ambos en su caminata incesante pretenden comprender el presente. 

Esta conexión base lleva a que la relación paternofilial sea bastante bella y entrañable. 

El chico nació a pocos días del inicio del pandemónium, así que el progenitor se transforma en un tutor/profesor del heredero; al mismo tiempo, el niño es un ser rico en curiosidad, que descubre un mundo que se deshace al tacto, lo que le lleva a ser una manifestación inmarcesible de inocencia. 

Pero claro, cargar con tal don resulta peligroso, tanta pureza en un mundo corrompido parece un espejismo, un oasis del desierto, así que el padre ejerce una sobreprotección severa. Después de todo, es solo así como, según ellos, salvaguardan el fuego (la vida) que llevan en su interior. Lo que más te toca del relato, es comprender lo necesarios que son el uno para el otro; el chico no deja de ser una escuálida e indefensa criatura que busca el cuidado de su padre, ya que no sería capaz de hacer frente por sí solo a la realidad. Por su parte, el padre sabe que su hijo es lo único que le motiva a despertar todos los días, porque su presencia le da luz en la penumbra e impide que se dispare entre las sienes con el revolver que lleva al cinto. 

"-¿Qué es lo más valiente que has hecho?- preguntó el chico. -Escupió en la carretera una flema sanguinolenta. Levantarme esta mañana, dijo el hombre".


En cada nueva parada del camino hay una nueva situación que pone a prueba a estos 2 peregrinos, explorando en el miedo y la necesidad. El mundo no se ha purgado del todo, todavía hay sobrevivientes, pero resultan tan amenazantes como cualquier otra bestia, sobre todo porque han dejado atrás todo lo que alguna vez fueron -la ética, los valores, el confiar en el otro- y por sobrevivir harán lo que sea. Este punto es bastante interesante, porque propicia un conflicto tenso en los protagonistas. El padre defenderá a su hijo a toda costa, pero sabe que cada uno de sus pasos es vigilado y en cierto modo juzgado por su niño, quien se ha vuelto una medida de moralidad. ¿Cómo explicarle entonces la muerte, el asesinato, el hurto, el grado de violencia que puede infligirse al otro; cómo amarrarse a un protocolo de conducta propio de una sociedad que ya no existe; cómo demarcas a los buenos y a los malos en un paraje color gris; cómo miras a los ojos a tu hijo y le dices que esté preparado para dispararse a sí mismo en la boca?

Aquí hay un punto que brilla dentro de la historia, los oponentes que se presentan ante los peregrinos estelares no son malos porque sí, las ganas de sobrevivir les han llevado a abandonar toda conducta civilizada y humana. 

El autor también puede llegar a ser bastante visceral. Sus descripciones son sencillas, pero bien que se las apaña para edificar en muchas ocasiones pasajes dantescos, propios de una pesadilla. El mundo y la civilización en general no es lo único que se ha podrido, la carne ensangrentada, las tripas expuestas y las deformaciones están a la orden del día, el cuerpo de algunos desgraciados también se ha despedazado.   


La trama de este libro rechaza la espectacularidad y los grandes enfrentamientos con armas, para así presentar al hombre en una faceta desnuda, cruda y desesperada, que se lanza a matar cuando se encuentra acorralado. También, para poner en manifiesto sobre todo lo demás una relación fraternal que se siente muy pura y real, donde la protección del uno al otro es el corazón del viaje.

Tenemos al frente un concepto muy básico que se explora desde ángulos diferentes, pero precisos, efectivos y no efectistas. 

II. La narrativa:


La carretera no es un libro genérico (en lo que a temática post-apocalíptica se refiere), es más, siento que como pieza literaria puede llegar a ser poco ortodoxa. 

Primero que todo, debo recalcar en que es un texto increíblemente contemplativo. Con esto no quiero decir que el autor se pierda en descripciones ampulosas y dilatadas; simplemente, los protagonistas van de un lugar a otro, observan el paisaje, comentan lo que ven y siguen su camino. Tras esto, el ciclo se repite en un 90% de la historia. Por supuesto, esto no tiene por qué ser malo, después de todo, aporta unas enternecedoras y reflexivas imágenes sobre un planeta marchito y una sociedad sepultada; no obstante, si lo que esperas leer es acción sin parar (¡yo que sé! ... enfrentamientos con otras facciones de sobrevivientes, peleas frente a alguna bestia/bicho/virus/infectado) te vas a llevar una fea sorpresa. 

Es lógico, el mundo está prácticamente vacío: la cultura, las ciudades, los animales, el cielo, el infierno y dios han abandonado el recinto... Sin embargo, este habitad hueco hace que la historia no solo sea lenta en desarrollo y libre de pirotecnia, sino que el leyente se tarde un poco en agarrar el ritmo y el juego narrativo de este trabajo.

Y ya que estamos hablando de parsimonia, esta novela es engañosa en su estructura. Cualquiera pensaría que por el hecho de no estar seccionada en capítulos, y que simplemente su construcción se basa en pequeños párrafos y puntos y a partes, la lectura es ágil y se contrapone a la contemplación de los protagonistas del mundo color ceniza que tienen a sus pies. ¡Pues no!


Por un lado, el hecho de que no exista una división clara dificulta mucho que te ubiques dentro de la historia. No sabes cuándo estás en el inicio, en el nudo, en el desenlace o en el clímax; acto que lleva a que dentro de la lentitud inacabable te cuestiones el avance en la historia (que para muchos puede ser algo nimio, pero en otros puede ser la diferencia entre dejar la obra inacabada o no). Supongo que McCarthy pensó así la construcción del libro para que, desde la forma, todo se asemejase más a un viaje por carretera a un rumbo poco definido, donde no sabes cuándo vas a llegar (o si tan siquiera lo harás) y puedes detenerte a descansar cuando gustes... después de todo no hay prisa. 

Por otro lado, que no nos engañe la longitud de los párrafos. Porque podrán dárselas de muy cortos, pero te vas a detener a cada nuevo paso porque McCarthy recargó el libro con palabras complejas (a veces muy técnicas); evidentemente tendrás que detenerte y coger el diccionario para captar por completo algunas de las descripciones que te avienta a cada tanto. Se agradece que el autor nos inunde con un nuevo glosario, pero -reitero- en serio que se le fue la mano... se vuelve cansina y AÚN MÁS DETENIDA la lectura si tengo que cerrar el libro y coger mi diccionario amarillento que tengo en el buró a cada cambio de página.   

Con lo que no me meto es con los diálogos; son escuetos, brillantes, a veces recurrentes y con una carga emocional y contundente perfecta.  



III. El tono (AQUÍ HAY SPOILERS):


Me sorprende mucho que McCarthy dentro de un mundo en ruinas y una historia desolada, donde el padre medita a cada tanto sobre matar o suicidarse junto a su hijo, dé un espacio para un gramo de esperanza. Quiero decir, entre toda esa neblina cenícea los personajes, aún en la situación más desesperada, deprimente y desalentadora, siempre encuentran una nueva salida, un nuevo refugio o más comida. El propio final resulta bastante optimista. 

Sinceramente, de todos los plausibles colofones el autor entrega uno considerablemente cerrado, con el chico en unas aparentes buenas manos... lo que resulta todo un alivio para el público, porque al menos tiene la seguridad de que en el futuro inmediato la vida del niño será bien resguardada, y su estatus de indefensión y orfandad en la intemperie absoluta ya no es una posibilidad remota.


Más que un final complaciente, yo diría que da buenos ánimos dentro del centenar de tragedias; deja que sus protagonistas hallen la tranquilidad en los distintos planos existenciales y hasta remarca por completo la existencia de un dios (que no deja de ser un viejo atisbo de la civilización, algo humano). Supongo que fue la forma más cómoda que encontró el escritor de construir un dramatismo final, un equilibrio extraño: no deja de enternecer, pero tampoco se desboca de lleno hacia lo fatalista. 

IV. Conclusión 1:

Es un libro que se me hace difícil recomendar abiertamente, su fuelle lento y meditativo impide un enganche directo para con la historia, un lector deseoso de encontrarse con toda una travesía repleta de suspenso y adrenalina, solo obtendrá desencanto y desesperación.

Los temas a tratar no envejecen y brillan por la crueldad y el manejo inteligente de los diálogos, mas en definitiva solo los pacientes podrán someterse a esta novela y disfrutar de la descarnada tragedia de este padre e hijo que deambulan por el asfalto abrasado.   


V. Sobre la película:

Y ya que estamos, en 2009 salió la adaptación fílmica, dirigida por John Hillcoat (conocido en su casa a la hora de comer) y protagonizada por Viggo Mortensen (Arangorn, hijo de Arathorn), Charlize Theron y un chaval desconocido (pero que en el futuro sería el prota de la versión americana de Let me in, y Rondador Nocturno en X-Men Apocalypse). ¡Ah! y por ahí también aparece Guy Pearce con su cara de malo...


Como adaptación cumple, resume bien el libro en sus 110 minutos; las actuaciones están muuuuy bien, y hasta el crío cumple de sobra con un papel muy demandante a nivel emocional. Debo decir que el ver las tragedias de vida al fin encarnadas (sobre todo en tal nivel), hace que te estremezcas más. En serio, ver por ejemplo a Viggo Mortensen muerto de miedo cuando sostiene el revólver e intenta defender a su hijo es un valor agregado al personaje y a muchas secuencias. 

Destaco que el director decidiese mostrar a la esposa del padre como un ente más omnipresente, como un ser que tras abandonarlos físicamente se queda gravada en la mente del protagonista y que lo atormenta en la misma medida que le arrulla. 

La música es funcional, y la puesta en escena sorprende a pesar del corto presupuesto. Plasmar tanta desolación y corrosión en el ambiente está bastante bien... ¡qué montar el fin del mundo en tiempo presente no es tan difícil como suena!   

Mi mayor problema respecto a la cinta es la dirección. Pudo ser muchísimo más artística, mostrar más en lugar de contar, aprovechar ese tono silente y parsimonioso del propio libro, quiero decir, los soliloquios del padre no están mal, pero en definitiva esta pudo ser una oportunidad muy valiosa de contar más a través de la imagen que de las palabras (la escena del barco escorado y encallado es un ejemplo... el padre entra y sale sin más, no vemos qué es lo que encuentra y cómo lo hizo). 

Por otro lado, existen pasajes del libro llevados a la pantalla que pudieron ser muchísimo mejor encaminados, Hillcoat opta por una simpleza que originalmente pensé que buscaban un naturalismo en la acción y la muerte; pero la verdad es que lo único que hacen es generar apatía porque están desprovistos de ese toque dramático y tenso tan indispensable de su material fuente (SPOILER: Véase el caso del hombre del camión que amenazó al chico con un cuchillo, de la escena donde el niño ve entre las ruinas a otro niño, o de la muerte del padre). 

El ritmo también tiene un manejo extraño, sé que la estructura de la obra dificulta mucho crear un guión estructurado tradicionalmente, pero la verdad es que hay un ritmo lento todo el tiempo, hasta que ya a 20 minutos del final nos mete 3 situaciones complejas y distintas a las que también da resolución. Supongo que lo hicieron a modo de pico dramático rumbo al clímax, pero no deja de sentirse raro, como si avanzara a tropezones.  


VI. Conclusión 2:

Recomiendo la película para aquel que, tras lo descrito sobre la novela, no se siente demasiado animado para leer una historia con estas características, pero sí para verla. Como bien dije, encapsula bien la trama y conserva bastante bien su esencia, a pesar de que el director desaproveche momentos que deberían ser enternecedores. El plus en la obra está gracias a los actores, que aportan con demasía al producto y lo cargan en hombros. 

viernes, 31 de marzo de 2017

Iron Fist (Serie de Tv - Temporada 1)

El último defensor está aquí, su introducción ya está servida. Exploremos entonces cómo fue su desenvolvimiento, cómo se nutre frente a sus series hermanas y todo el universo cinematográfico del que hace parte. SPOILERS a partir de este punto. 


·         IRON FIST, GUERRERO DE K’UN-LUN

En esta serie se realiza una transición orgánica de la sucia y cruda realidad a un entorno mucho más esotérico, exótico y místico. Los superpoderes del protagonista no tienen una base científica, sino espiritual, propia de credos tan antiguos que han sido olvidados por la humanidad y que ahora se bosquejan como mitología proveniente de países ya de por sí enigmáticos y opuestos a la cultura occidental.

El cambio es bienvenido y entrega nuevas filosofías, contemplaciones y modos de combatir conflictos a este universo multicolor. Y aquí solo he hablado del concepto narrativo como tal.

Por el lado visual podemos decir que si Daredevil se influenciaba de las películas de acción y justicieros enmascarados; Jessica Jones de los thrillers; y Luke Cage del Blacksploitation; Iron Fist no podía quedarse atrás asimilando características de algún tipo de cinematografía. Es por eso que adopta el estilo del cine de artes marciales y del cine asiático en general, lo que por supuesto trae una metodología clara y clásica de dirigir y exponer las peleas (con honor, serenidad, disciplina en la técnica y maestría de por medio). Sin mencionar una propensión a un ritmo parsimonioso dentro del desarrollo del relato.  



·         DANNY RAND Y LA CARGA DEL HÉROE

A diferencia del estelar que tuvimos en la serie anterior, Danny se configura como un protagonista muy rico en matices y con una pelea interna singular.

Por un lado está su trastorno de identidad, en el que se debate la figura del héroe contra la del humano tras el antifaz: El protagonista lucha contra lo que representa ser el Iron Fist, sobrellevar esa dura responsabilidad que ha puesto sobre sus hombros; y el pasado que había tras de sí antes de educarse en K’un-Lun, es decir, cuando era Danny Rand, vivía en NY y todo lo relacionado con la empresa que lideraba su padre. Esta búsqueda lleva a que el personaje evalúe sus acciones y encuentre el balance justo entre el arma humana que solo obedece a un destino inculcado como una retahíla, y su condición de individuo consiente y libre de decidir sobre sus responsabilidades.

El choque cultural no se haría esperar tampoco. Danny proviene de un monasterio regido por el dogmatismo y la apacibilidad del carácter; el retornar a una ciudad tan convulsionada como Nueva York despierta la ira, la impaciencia y la posibilidad de comprender el mundo en una escala intermedia entre el blanco y el negro. Básicamente, esto pone al protagonista a cuestionar sus enseñanzas, ideales y su modo de actuar en la vida se aleja del radicalismo. Es básicamente presenciar la reeducación de un héroe.    

Esta situación llega a inflamarse tanto, que permite que Danny se muestre incómodo ante sus propios poderes, se vea inmerecido ante el don que se otorgó... lo que también abre la puerta a un juego de reflejos, golpes y antítesis con su amigo Davos.

·         CONEXIONES

Siendo la antesala a Defenders, Iron Fist entrega a borbotones, ya sea por menciones directas a los personajes como tal o a alusiones de hechos pasados, referencias a sus series hermanas. Es la que más lo hace de las 4. Porsupuesto el diablo de Hell’s Kitchen ya se ha hecho nombre hasta en las esferas más altas; Jessica Jones sigue laborando como investigadora privada porque el alcohol que consume no se compra solo; y Luke Soso, digo, Cage, dejó pendientes por la zona.

Si bien la participación de Hogarth fue un lindo detalle, tener a Claire tan activa durante muchos capítulos y con una participación causa-efecto de lo vivido en las otras series, es asombroso. Al igual que el Agente Caulson en la gran pantalla, este personaje es un vínculo simbólico y entrañable con el espectador,  y claro, un eslabón que será el punto de unión con Los Defensores.


Claire no solo es el lado humano entre este grupo de vigilantes, Claire entrega salud física, mental y espiritual a ellos cuando los trata, brindando incluso puntos de vista que permiten mirar la situación con otros ojos. Lo mejor de todo es que hemos sido testigos de una evolución sutil del personaje con el paso de los capítulos. Ella ahora va más allá de  suturar heridas y retener hemorragias, sus avances en el estudio de las artes marciales le permiten ser un miembro aún más útil y aportante para las misiones.


La conexión de la serie con el demás Universo Marvel no hay mucho que decir. Más allá de un comentario irónico sobre El Goliat Esmeralda, el día de “El incidente” continúa en la boca de todos. Puede que para el espectador frío resulte ya cansino, pero siendo justos, un evento de tal magnitud es un trauma capaz de fracturar a la sociedad por completo.

·         CIRCUNLOQUIOS Y VILLANOS

El gran punto de giro que tras todo termina exactamente igual. Cuando la serie inició disfruté mucho la sensación de que el villano no era teóricamente tan evidente, y que la historia se esforzaba con sus puntos de giro por conducirnos a un nuevo antagónico tras bambalinas. La ilusión ante esto se estrelló secamente contra el suelo, cuando tras tanto esperar resulta que todo termina volviendo a un mismo punto.

¡Oh vaya! Resulta que el multimillonario irascible, manipulador, que vive escondido de la sociedad en su penthouse y que tiene cara de malo hijo de puta en realidad era el villano. Que esto no me lo veía venir desde... am… no sé… ¡EL PUTO CAPÍTULO 1!


No sé para qué hay tanta parafernalia si todo termina en un circunloquio desganado, en un resultado demasiado cliché.


Y ya que estamos, ya van 2 series de Marvel donde La Mano es un agente villánico... y no puedo llenarme de más ira al recordar lo difusa que sigue siendo esta organización. ¿En serio, eran necesarios 26 episodios para introducir tan mal a este grupo? A puertas de Los Defensores uno pensaría que esta "secta-sociedad secreta-lo que sea" ya debería estar bien definida… y aunque admito que a diferencia de la segunda temporada de Daredevil aquí ahondan un poco más en lo que son, la verdad es que un sin número de dudas hacen que me llene la boca de saliva caliente: ¿Quién la fundó? ¿En qué creen? ¿Quién la controla? ¿Cuál es su organización jerárquica? ¿Qué tan abierta culturalmente es? ¿Qué poderes tiene y cómo lo consiguió? ¿POR QUÉ EXISTE?

Reitero, si no son capaces de responderme todas estas chingaderas tras tantos episodios, ¿cómo quieren que me interese o preocupe por lo que sea que La Mano haga en y tras la pantalla?


Librándonos de lo cliché, aquí quisiera hablar de Ward, por mucho el personaje mejor configurado y caracterizado de Iron Fist. Lo que parte como un cretino con poder, termina poco a poco llenándose de fisuras exponiendo a un ser frágil y atormentado… y por si fuera poco la serie todavía va más allá quebrándolo por completo y exponiendo no a un personaje en pantalla, sino a un ser humano en toda su magna imperfección y contradicción. ¡Vaya, realmente disfruté observando las desgracias y decisiones de este ser! Menos en el capítulo 9. Hacía mucho tiempo que no veía una escena tan mal dirigida, tan pobre y tan incoherentemente escrita. 

¿En serio quieren que me crea que Ward, después de ver cómo episodios paranoicos y traumáticos le embargaban tras solo pensar en su fratricidio,  iba a reaccionar de una forma tan parca (ni siquiera se puede decir que fue producto del shock) tras ver a su padre otra vez vivo? ¿Qué carajos? El personaje debería entrar en un bucle de angustia tal que a los 5 minutos no sería extraño verlo lanzándose del Empire State. ¡Oh! y para ser una revelación tan desesperanzadora la dirección es demasiado estática.

-COÑO, EN SERIO QUE EL CAP 9 ES UNA CARAJADA-

Conclusiones

Iron Fist no es un mal producto, tampoco soso como Luke Cage. En realidad tiene cierto encanto por toda esa filosofía y estética que rescata de la media asiática, lo que le lleva a nutrir de raíz a su héroe protagonista y a su modo a todo el MCU. A pesar de ello y mirándolo desde la distancia, existen errores demasiado cantosos, deslices en la dirección  y tropiezos tales en el desarrollo argumental que me hacen cuestionar si esta historia debió ser contada en este formato.



Quiero decir, con Jessica Jones era entendible un seriado, porque el misterio era complejo y escondía un entramado de acciones perversas; con la primera temporada de Daredevil ni se diga, una desenvoltura periódica era imperativo para hacer evolucionar la historia y los personajes que tenía entre manos. Con Iron Fist se me ocurre que para el resultado que nos entregó al final, bien hubiera sido válida una película de 2 horas con 10 minutos… con ese giro de trama tan zopenco que nos entrega en el capítulo 13 que nos hace retroceder hasta el episodio 1, bien que nos invita a pensar en que este parto hubiese sido más llevadero en un formato menos dilatado. ¿Para qué optar por 13 horas de desarrollo si lo único que haces es andar en círculos y presentar difuminadamente otros conceptos?  

Y la excusa de que hacer una película habría sido una idea arriesgada ya ni es válida. Marvel ya posee un séquito fervoroso que consumirá lo que provenga de ella, además, sus recursos son tales que hasta una película sobre el personaje exclusiva para Netflix hubiese funcionado mejor.

Resumiendo. Vale la pena, es buena, pero no tanto; piénsatelo 2 veces antes de gastar 13 horas en ella. 

sábado, 4 de marzo de 2017

Lego Batman: la película (2017)

Lo que más se puede resaltar de este trabajo es su creatividad y su inteligencia argumental. Esta dupla base conforman un producto que a cada minuto nos ratifica la meticulosidad en su realización, y una cantidad de conceptos sorprendentemente bien ejecutados.


La lógica de un mundo ya establecido

La primera película Lego descubría por su final que en realidad la historia era un meta-argumento. Toda la aventura se desprendía gracias a la imaginación de un niño y sus juguetes a través de inmensas maquetas y mundos. Descubrir a ese pequeño "hombrecillo tras la cortina", justificó muchos de los elementos más infantiles y locos de la cinta; haciéndonos recordar de paso cómo era nuestra forma de jugar con nuestros juguetes en tiempos pasados.


Con este filme, si bien no pasa lo mismo y no se expone en término final a un titiritero tras el entarimado, lo cierto es que sí hay un tono constante que nos recuerda que podría tratarse de alguien más jugando a reconstruir -muy campante en su dormitorio, en alguna ciudad fabricada con bloques- alguna aventura del murciélago. 

Existen muchas pruebas que confirman lo que digo, pero destaco el hecho de que los sonidos de algunos artilugios, son onomatopeyas de los propios personajes. Por ejemplo, cuando alguien dispara no escuchamos un sonido explosivo producto del proyectil saliendo a toda velocidad del cañón; sino a alguien diciendo cómicamente "piu piu". Este hecho me hace recordar mi infancia, donde en más de una ocasión terminé afónico por forzar mis cuerdas vocales a imitar efectos sonoros.



Que se dice fácil, pero van 79 años...

He aquí una revisión a Batman a lo largo de estas casi 8 décadas de existencia; repasando aquellas características indispensables que han configurado el mito que representa hoy en día... eso sí, haciendo hincapié en sus facetas dentro de la gran pantalla (su época sesentera, su época noventera, y todo lo que han hecho de él del 2005 en adelante). 

Es interesante porque se nos lleva a evaluar lo que representa Batman para la cultura popular hoy en día, darnos cuenta de la caricatura en la que se ha convertido gracias a los más y menos conocedores del personaje. Entonces, se trabaja a partir de esta situación actual del enmascarado, satirizándolo en general y haciendo mofa de los tópicos que le rodean. 

Lo mejor del asunto es que no todo se queda en la chanza; detrás se teje cierto homenaje al justiciero y una reflexión sobre cómo la existencia del héroe se debe a esa lucha interminable con sus antítesis. Inclusive, tratado desde la comedia, se le da la oportunidad al estelar de evolucionar concretamente a través del camino de la pérdida, el dolor y el miedo. ¡Hostia! es increíble que una película de este estilo pueda proponer estos elementos tan óptimamente. 


Como era de esperarse, y como es costumbre en cualquier cinta de superhéroes actuales, la lluvia torrencial de referencias no se hizo esperar, ayudando a elaborar y favorecer las bromas, las reflexiones y las veneraciones.

Destaco...
- El guiño a Killer Croc y su "utilidad dentro de la acción", alusión a su participación en Suicide squad.
- La escena del ascensor de Harley Quinn, mucho mejor concebida que su homónima también de Suicide squad.
- El énfasis que se hizo en cierto punto sobre la evolución del murciélago en el cine, con diapositivas incluidas más que ocurrentes.
- Esa preciosa frase que rezaba: "Vamos a golpearlos tan duro que la fuerza de los golpes se manifestará en la pantalla a modo de letras"... Aludiendo, por supuesto a los POW! PUM! CRASH! del Batman de Adam West. Fue una forma preciosa de invocar aquella época. 



¿Y si mezclamos universos?

Lego tiene a su disposición un catálogo de franquicias, que al parecer puede usar a capricho completo en cualquier momento; y dada la lógica de sus relatos, realiza con ellas mixturas divertidas que en otros escenarios se verían completamente fuera de lugar y disonantes. 

Démosle entonces la bienvenida a personajes del catálogo de franquicias como Gremlins, Clash of the titans, El señor de los anillos, El mago de Oz y hasta Harry Potter. Esto no es más que una bomba que da pie a más referencias, y con ellos a más chistes y hasta movimientos argumentales muy creativos.

Por cierto, ¿soy yo, o entre tanto figurante en los decorados me pareció ver a un monigote bastante parecido a Tony Stark corriendo impotente y gritando ante el caos? De ser así, definitivamente las indirectas a Marvel alcanzarían un estado de genialidad puro... el personaje más popular de la competencia reducido a un ser incapaz e indefenso.  


¡EH! QUE ESTO SE HACE PARA VENDER

El merchandising, otro elemento constante pero considerablemente sutil. Claro, Lego es una marca de juguetes armables y desarmables con la que los niños pueden construir lo que su inventiva les permita; y por eso es que hay momentos donde Batman, al mejor estilo de "El elegido" de la película previa de esta franquicia, edifica a velocidad prodigiosa vehículos útiles, potentes y maleables: naves que con forma de murciélago que se vuelven robots con unos cuantos movimientos de sus fichas.

Lo anterior es un movimiento que grita: ¡¿Hey niño, no te gustaría construir lo que desees junto a Batman en tu propia aventura imaginaria?! La obra es consciente de que su naturaleza primordial es publicitar los sets y los bloques a partir de un formato masivo para alcanzar nuevas audiencias y consentir a las ya existentes. No puedo quejarme de esto... ojalá todos los comerciales (independientemente de su longitud) fuesen así de entretenidos y con tanta calidad. 



Época de pulcritud escénica

Hace tiempo, un profesor de cinematografía me comentó que esta era una época de perfección en la imagen, que el cine no podía estar en un mejor momento para la fotografía. Con este largometraje se argumenta la sentencia previa. 

La iluminación es tan cuidadosa que propicia un manejo del color de forma impactante, es más, sorprende que la paleta cromática sea tan amplia. ¿Quién dijo que a Batman solo le iba lo gótico y lóbrego?

Asimismo, no sobra decir que la gama de pigmentos es capaz de atribuirle mucha más presencia y valor estético a las locaciones. Y ni qué decir de la animación, una mezcla extraordinaria entre efectos generados por CGI y stop motion que fluyen orgánicamente. 

Redondeando la idea: planos y encuadres perfectos. 

Escupitajos en el parabrisas

Desgraciadamente hay fallos y quisiera atribuírselos, más que nada, al doblaje. No sé si en otros países haya sido igual, pero en Colombia se le concedió el doblaje de Batman y el Guasón a 2 cómicos nacionales reconocidos... Iván Marín y Alejandro Riaño*, respectivamente. El problema no son sus voces o interpretaciones, fueron dirigidos de soberbia manera la mayor parte del tiempo para que impostaran sus cuerdas vocales de maneras insospechadas; el lío radica en los colombianismos que se les dieron a los diálogos. 

Hay una sobrecarga de argot, que da paso a una desconexión con la historia. Mencionar puestos de arepas, empanadas, champeta, cascar (golpear en exceso a otra persona)... zarandea el oído y saca de la experiencia, mete con calzador los chistes. 

*Ambos son comediantes muy muy buenos, si me permiten el apunte. 

Conclusión

The Lego Batman movie es una apuesta cómica inclusiva, capaz de moverle el corazón a los fans de hueso colorado del superhéroe, así como a los seguidores casuales. Un producto que salta del vituperio al panegírico, siempre inteligente, y siempre sincero a la hora de aceptar los problemas y virtudes de uno de los íconos pop más representativos del último siglo.


martes, 31 de enero de 2017

La trilogía cósmica I: Más allá del planeta silencioso -Libro- (1938)

Este libro representa para mí la postergación absoluta. Tiene solo 232 páginas (en español)... ¡y me tarde 3 años para leerlo completo! Espero no tener que volver a pasar por un proceso igual con otra novela, al menos por el bien de mi estabilidad mental.

Así es señores, C.S. Lewis no solo rubricó en vida la heptalogía de Las Crónicas de Narnia; 12 años antes de la publicación de El león, la bruja y el ropero (el volúmen que desencadenó las grandes aventuras de los hermanos Pevensie) apareció Out of the silent planet, un libro de ciencia ficción que se convertiría en el primer eslabón de una trilogía.    

Ahondando más sobre el origen de esta novela, este es el resultado de un mutuo acuerdo entre Lewis y Tolkien, donde cada uno se comprometía a escribir un "relato científico/Sci-fi". El primero cumpliría con creces, mientras que el segundo apenas bosquejó un fragmento de una pequeña historia, hoy muy poco conocida.


A grandes rasgos, el volúmen nos cuenta la historia del profesor Ramson, quien es encerrado contra su voluntad en una nave interestelar, y enviado como prisionero al misterioso planeta Malacandra. Una vez allí, el profesor logra escapar de sus captores y perderse en el desconocimiento que representa aquel mundo rosáceo y purpúreo, del que más adelante descubrirá que se trata de Marte. 

 El primer elemento que llama poderosamente la atención de este trabajo, es su preocupación por la veracidad científica: tampoco estoy diciendo que se pierda en explicaciones físicas y teóricas, pero para ser un libro que se publicó 31 años antes del primer alunizaje, se valora bastante que esté al tanto del efecto de la gravedad y la densidad de un planeta sobre sus habitantes; lo que conlleva la posición de un astro respecto a otro; así como las características de su órbita a la hora de hacer despegar una nave estelar; entre otras. 

De lo previo paulatinamente se desprende un descubrimiento inteligente del nuevo mundo en el que el protagonista ahora descansa sus suelas, uno repleto de experiencias y estímulos. Ramson a cada paso, expone un proceso de supervivencia básico, uno de: VER luego OBSERVAR. Es muy lógico, curioso y hasta sofisticado leer como el primer acercamiento del profesor hacia cualquier objeto, paisaje, animal o vegetación se constituye por un sobrevuelo básico, una comparación primaria y asociativa con un homónimo de la tierra, pero que tras una contemplación más prolongada deja ver su auténtica forma y diferencia frente a todo lo demás conocido. 

La mayor muestra de este proceso de visualización primeramente difusa/posteriormente definida, y que dependiendo la situación del protagonista a veces es descrita como una forma de ceguera, se aprecia en los primeros acercamientos a las 3 especies habitantes de Malacandra, los sorns, los jrossa y los pfifltriggi. 

Las nutrias gigantes

Los gigantes de cabeza larga

Los hombre rana


También se habla de las capacidades de Ramson como lingüista para descifrar el dialecto marciano, y cómo tras una prolongada convivencia con sus pobladores, logra derribar las barreras que le imponían las dificultades de comunicarse con estas especies; este es un logro que al mismo tiempo le concede la habilidad de mejorar su visión (distinguir nuevos objetos, al poder nombrarlos). El lenguaje también construye el universo.  


Ahora, el tema central de la novela. Quisiera recordar que Lewis era profundamente religioso, cristiano de hecho; de ahí que toda la saga narniana sea una alegoría a episodios bíblicos y la vida, obra y milagros de Jesucristo. En esta trilogía es un elemento que tampoco se haría esperar. Resulta pues que el título de este trabajo hace referencia a La tierra, conocida en parajes malacandriacos como Thulcandra. Según la teo-cosmogonía que se nos imparte por los capítulos finales, la tierra calló en desgracia al ser corrompida y se aisló de los otros mundos que la rodeaban, quedando completamente incomunicada. Esta degradación, nos remite a la tentación de Adán y Eva, y a la caída de Lucifer como ángel. Contemplándolo a mayor panorama, Jesús en este relato tiene el nombre de Maleldil, ha sido el creador del universo conocido y a cada planeta destinó un guardián protector, un arcángel, que en Marte recibe el nombre de Oyarsa. Por suerte, Lewis maneja muy sutilmente cada uno de estos detalles, así que aquellos que menos avezados se encuentren frente al autor o frente a la religión católico-cristiana, hallarán cuanto mucho un culto o movimiento sectario en Malacandra. 

Otro tópico principal dentro de la concepción de Out of the silent planet es la tendencia voraz y dominante del "hombre blanco", que en su afán por colonizar nuevos territorios y perpetuar su existencia, no ve reparos en la muerte de aquellos que considera diferentes o que tienen bajo su poder recursos altamente codiciables. El cénit de este tema a tratar llega con Weston, el científico y también raptor de Ramson, quien lo expone/escupe directamente en un discurso ponzoñoso e irritado justamente en el clímax  de la obra (estructurándolo así, como uno muy retórico y dialéctico).  

Resalto y congratulo nuevamente cómo ya en 1938 se hablaba de la colonización de otros mundos y hasta del hurto de sus recursos para suplir las carencias del nuestro. 


...

Cuando hablamos de la construcción narrativa quisiera establecer una dualidad base:

a. Sí, Lewis escribe aquí para adultos, y por lo tanto de una forma más ordenada y seria; pero
b. A veces el narrador omnisciente tiene la manía (y de hecho es algo que repetiría desastrosamente en Narnia), de romper la 4ª barrera y dirigirse al espectador...

Lewis lo hace con la intención de otorgar más trascendentalidad al asunto, pero lo único que obtiene es generar incomodidad, estorbar, interrumpir la catarsis y rotar la historia bruscamente a otro asunto, pasando campantemente por circunstancias importantes.

Y aquí me remito a lo sucedido después el discurso de Weston. Oyarsa sostiene una conversación con el protagonista, en la que le interroga sobre la historia, costumbres y vida en Thulcandra; el autor cree que escuchar explicaciones sobre un mundo que ya conocemos resultaría monótono y pasa de ello, pero se equivoca. El tono que el discurso de Weston sentó dentro de los diálogos, daba para una introspección por parte del protagonista, para poner en tela de juicio a la raza humana donde bien podría tratar conflictos existenciales, raciales, xenófobos y sobre la individualidad del ser. Después de todo... ¿Cómo le explicas tú a una entidad supraceleste más bien pacífica que tu planeta recientemente padeció una guerra que devastó todo un continente?

A modo de epílogo también apreciamos otra ruptura del muro que descoloca, y eso es porque leemos una carta que Ramson envía al propio Lewis. Nuevamente el autor quiere atribuir un componente más serio, verosímil y solemne a todos los sucesos; pero la forma en la que lo hace es ridículamente impráctica. Son cerca de 3 páginas donde, más que complementar algunas secciones de la aventura y apuntar un cliffhanger, nos topamos LITERALMENTE con desencantados comentarios sobre la falta de detallismo de Lewis a la hora de escribir, y cómo bien pudo echar unas cuantas páginas más para delimitar mejor los paisajes y la exploración por el planeta rojo. Es una autodesestimación consciente incómoda.


Visto como un todo, Más allá del planeta silencioso es un libro de ciencia ficción agradable, pero torpe cerca de su final; tan inteligente en lo referente a la interacción del protagonista con el medio que le circunda, como bobalicón a la hora de usar a su narrador o aprovechar su clímax más allá de lo planteado. Recomendable sin duda para todo aquel interesado en la producción en prosa del autor fuera de Narnia, y para quien busque una modesta introducción a la ciencia ficción. 



...A ver si no me tardo 2 años malacandriacos leyéndome la secuela.