sábado, 29 de julio de 2017

Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres -Libro- (2005)


Nos encontramos frente a una novela sueca, publicada en 2005 por el periodista Stieg Larsson, quien tuvo el infortunio de morir días antes de que el primer volumen de su obra fuese publicado, y unos cuantos días después de entregar a su editor el borrador de la tercera entrega, perdiéndose del impresionante éxito y el revuelo mediático que de a poco levantaría su trilogía.  

Millenium 1 relata la historia de Mikael Blomkvist, un periodista económico que es condenado por calumnia. Con el ánimo y la reputación por los suelos, recibe la propuesta de un perro viejo de la economía, Henrik Vanger, de que se traslade a un pueblito olvidado por la civilización con la intensión de resolver un misterio. ¿Qué fue de la nieta de su hermano, Harriet Vanger, la heredera de todo un imperio económico? Mikael acepta, y con ello, todo un rompecabezas de piezas inconexas y faltantes, que lleva forjándose desde hace 4 décadas, se extiende sin más. Durante su investigación, cruzará miradas con la enigmática Lisbeth Salander una hacker prodigio de 24 años, con un pasado traumático con olor a gasolina y un impresionante dragón tatuado en toda su espalda. 


La novela está dividida en 6 partes, en las que se encarga de narrar, en tercera persona y con un juego constante entre las perspectivas de Mikael y Lisbeth,  los sucesos acontecidos alrededor de un año aproximadamente. Es así como tenemos el Prólogo, Parte 1: Incitación, Parte 2: Análisis de consecuencias, Parte 3: Fusiones, Parte 4: Hostile Takeover, y el Epílogo: Informe anual. 


El estilo de escritura manejado por Larsson es relativamente complejo y por la misma razón, la lectura del libro requiere de una buena concentración. El autor se caracteriza por el bamboleo constante de perspectivas y la ruptura natural del orden cronológico de los acontecimientos. Resulta normal encontrar dentro de su redacción cómo imprevistamente diversas situaciones se dejan en puntos suspensivos, abriendo una especie de paréntesis temporal y de hechos tras ellas, para tiempo después retornar al punto donde se había quedado. En apariencia resulta confuso, pero una vez el leedor se familiariza con la métrica, realmente no hay mayor inconveniente. Como mencioné arriba, es cuestión tener los ojos bien abiertos. 

Los hombres que no amaban a las mujeres es un libro sombrío, con una crudeza escalofriante en muchos de sus pasajes, y que, como su mismo nombre lo da a entender claramente, expone todo un discurso sobre la misoginia, sobre una propensión de la sociedad a visualizar a las féminas como un objeto que no va más allá del sexo y que, aún peor, a pesar del avance de la sociedad a través de las décadas, sigue perdurando. El racismo, la integridad periodística, la autocensura, el sadismo y la corrupción también resultan siendo tópicos abordados por el volumen de una forma muy concisa y coherente, ofreciendo al leyente unos buenos ratos de reflexión. 

El misterio que se forja página a página, sobre la desaparición de Harriet ha sido bien tratado: enrevesado, complejo y en apariencia sin resolución alguna. No obstante, y llegado cierto punto, el culpable resulta relativamente previsible. Además, es obligación mencionar que el ritmo de la historia se ve severamente condicionado por el desarrollo de la investigación. Este es un libro lento, que realmente no se atreve a revolucionar la velocidad del relato sino hasta la parte 3, justo cuando la investigación comienza a arrojar múltiples y significativos avances, para periódicamente regresar a su ritmo sosegado. Cabe mencionar que su pausado avance no es equivalente a un estancamiento de la historia o a una soporífera experiencia, afirmar esto sería exagerar, simplemente toda la tercera sección de la obra resulta ser considerablemente más emocionante y atrapante que el resto.

La novela otorga la sensación de extenderse más de lo debido, y esto se da gracias a que, una vez llegada a la resolución del misterio de Harriet, y justo cuando se suponía que había llegado el clímax de la narración, otras 200 páginas más aparecen, contando el segundo round de Mikael contra Wennerström. Realmente no sabría decir qué tan acertado resulta extenderse tanto o incluir estos eventos dentro del tomo, sobre todo cuando el conflicto con el gran empresario sueco bien puede sostener un libro por sí solo. Creo que siempre tendré la duda sobre si lo más sensato habría sido presentar esta resolución en una secuela, o exponerlo de una forma más rápida. A la larga, la historia de Millennium 1 se siente encapsulada en otra, prácticamente le presenta al leyente 2 relatos en uno. 

Como elementos anexos, se puede comentar que Los hombres que no amaban a las mujeres dibuja sólidamente sobre Suecia múltiples aristas, perspectivas nuevas y distintas de contemplar el país escandinavo. La primera de estas vendría a ser la economía en una nación primermundista; la segunda el trato y el cuidado que se tiene ante los sectores más vulnerables de la sociedad; queda la tercera, la que más me llamó la atención gracias a mi condición de estudiante en formación, el desenvolvimiento del periodismo dentro del estado. 

El trato que se da a los personajes a lo largo de la historia es cauteloso y milimétricamente construido. Mikael es un ser inteligente, mordaz cuando se necesita el caso, con firmes convicciones y con una vocación de hierro. Lisbeth, por otra parte, es un extraño animal de altísimo cuidado, amenazante, apático y seco desde el primer vistazo, siempre listo a desplegar y extender sus agudas y venenosas púas ante cualquiera que esté dispuesto a alterar su tranquilidad; es por todo lo anterior que resulta tan inesperado, sorprendente y paradójicamente auténtico, cualquier signo de docilidad, amabilidad o empatía hacia cualquier otra persona por su parte. Lisbeth Salander es una pieza maestra dentro del libro, un ente confeccionado con maestría… de una personalidad única, unos lineamientos morales y un modus operandi coherentes al trasfondo que Larsson presenta. Y eso que tan solo dejó ver una parte de esta enigmática chica.

El reparto de personajes secundarios no desluce, también cumple con un pasado muy bien estructurado que les sustenta con demasía. Desde Armanskij, hasta Martin Vanger o Erika Berger, todos son entes tridimensionales. 

Si algún día hago un vídeo sobre este libro, esta sería la portada, creo... Quizá, también, hable largo y tendido sobre sus adaptaciones fílmicas.

Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres es una novela negra más que interesante, que no pasa por inadvertida gracias a sus sombríos temas y su forma tan contundente de abordarlos. A la hora de la verdad, bien podría decirse que la dilatación de su historia, es el elemento que más puntos trae en su contra.

En resumidas cuentas: Un soberbio punto de partida para una trilogía, una lectura seria y recomendable. 

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