HISTORIA:
Simple sin duda, pero agraciada. En 'Neko no Ongaeshi' se nos expone una
trama que no quiere que se le tome muy en serio, que sencillamente se presta
para brindar entretención sin más. De ahí que sea una obra con un amplio
contenido humorístico y que de paso aproveche para impartir un buen mensaje
sobre cómo la bondad y la solidaridad desinteresada tarde que temprano es
recompensada. Por lo demás, solo me queda decir que es dinámica y entretenida,
evitando cualquier posibilidad de estancamiento.
PERSONAJES.
En general, son un reparto bastante
simpático, tierno y cómico en toda regla, sin embargo está claro que posee un
gran problema con la ficha maestra que se supone que debería ser el mejor
personaje. Hablo de la protagonista: Haru.
No exagero al decir que esta niña no
tiene personalidad. Haru es una colegiala pendeja y desganada que es incapaz de
actuar o de tan siquiera querer hacerse oír… de ahí que la muy estúpida sea
secuestrada porque sí, prácticamente bajo su consentimiento, porque la verdad y
al parecer, el oponer resistencia nunca estuvo instalado en su sentido común. Haru
no habla, Haru no hace nada, solo se limita a lamentarse de su torpeza y de su
desorientada vida… ¡Coño! Shizuku ('Susurros del corazón') tenía menos años que ella y aun así podíamos
apreciar en la joven escritora muchos más sueños, temores y virtudes que en esta
hoja de papel celofán.
Para terminar de joder las cosas, la evolución que Haru
obtiene viene de la nada, porque sí, porque el director calló en la cuenta de
que sería muy decepcionante que su personaje estrella no tuviese ni un ápice de
desarrollo.
Los demás personajes están bien,
con ellos no hay queja alguna, total, nunca se pensó que estos fueran realmente
elementos a desarrollar. Además, todo aquel que quiera conocer el verdadero
trasfondo del barón, siempre puede recurrir a 'Mimi wo sumaseba'.
BANDA
SONORA.
Compuesta por Yuji Nomi (quien también se encargó de la creación de Susurros del corazón), no es la gran
cosa, es bastante sencilla. De hecho, tampoco es que acompañe bien las escenas,
existe una que otra secuencia con un acompañamiento musical algo extraño y
discordante con el ambiente y la situación. Me gustaría creer que esta anomalía
y movimiento atípico fue hecho adrede, como muestra latente de que es una obra
que no hay que tomarse muy en serio, y que sencillamente es una parodia; sin
embargo, no sé si de verdad fue hecho con esta intensión. Es un bajón de
calidad considerable si tenemos en cuenta las gloriosas piezas musicales que la
empresa ha aportado a través de los lustros.
ANIMACIÓN.
Sinceramente, esto no parece Ghibli
del todo. Se aprecia un cambio drástico de la estética acostumbrada, no solo
porque en el diseño de personajes se descarta por completo el modelo europeo
para retomar uno más japonés estándar (movimiento que a los animales beneficia
con demasía, pero que a los humanos no les sienta muy bien), sino que la misma
paleta de colores se ve un poco más pálida, así como el trazo de los personajes
se torna mucho más delgado y fino. De igual manera existe una fluidez extraña
en los movimientos, que se ven un poco más caricaturizados gracias a las
características ya mencionadas. Lo anterior, propicia que se pierda el impacto
de ciertas escenas, tal es el caso de la secuencia aérea que no podía faltar en
un filme de Ghibli, la cual, pues, aunque genial, no tienen ese tono épico y
espectacular que emanan tantas otras. En general, no es una animación mala ni
por asomo, pero sí deja mucho que desear.
Por cierto, resultan interesantes
las referencias a 'Susurros del corazón', de la cual se toman personajes y
nombres dando a entender que… o esta es
la historia perfeccionada que Shizuku pudo crear tras pulir su borrador (cosa
que dudo), o es una posible continuación que esta haya hecho, y que
sencillamente retoma una de las muchas aventuras del barón Humbert von Gikkingen.
DIRECCIÓN.
Miren, está claro que Morita tenía
un trabajo difícil, de hecho, y siendo justos, hasta el director más
experimentado en el ámbito se habría visto sometido a una gran presión. El último
trabajo de Ghibli (El viaje de Chihiro) había sido de proporciones apoteósicas, desbordando calidad y
obteniendo un sinnúmero de reconocimientos… Ya imaginaran cómo se encontraban
las expectativas para esta nueva pieza fílmica. Al final… Morita cumple, quiero
decir, al menos no manchó el nombre de la compañía con un trabajo deplorable…
si bien lo que terminó exponiendo no fue lo mejor y de hecho se distancia mucho
de la atmósfera común de la compañía, fue un trabajo bueno… no excelente, no
malo o deficiente, sencillamente bueno. Total, fue el último proyecto en el que
Morita sirvió para el estudio, puesto que después del presente nunca más
volvería a tratar con la empresa.
CONCLUSIÓN.
Es entretenida
por supuesto y encantadora hasta donde su propio guión y sus propios personajes
se lo permiten, pero no es nada que valga la pena dejar para la posteridad o
para recomendar a todo pulmón. Esta es una
obra que solo le aconsejo ver a aquellos amantes de los gatos y a quienes
quieren pasar una tarde relajada en la que no hay mucho por hacer. Quizá sean
solo los más niños quienes puedan disfrutar más esta pieza. Por eso le otorgo un simple 7,5/10,
connotándola como buena.