El siguiente texto fue escrito originalmente el 28 de oct. de 2016
Sobre los primeros pasos
Esta temporada del Diablo de Hell’s Kitchen inició con el carburante a toda combustión. Tras un capítulo inicial que planteó una rutina más que óptima y bienaventurada para el justiciero, en los 3 episodios subsiguientes nos presentaría el tan esperado arco de origen de El Castigador. Este veterano de Irak expondría un festival de violencia y salvajismo que le crispó los nervios tanto al público como al protagonista -llevándole casi hasta el límite físico y mental-, y entregando en el devenir la secuencia de las escaleras de emergencia, una de las escenas continuas de acción más orgásmicas jamás creadas del mundo audiovisual.
Esta temporada del Diablo de Hell’s Kitchen inició con el carburante a toda combustión. Tras un capítulo inicial que planteó una rutina más que óptima y bienaventurada para el justiciero, en los 3 episodios subsiguientes nos presentaría el tan esperado arco de origen de El Castigador. Este veterano de Irak expondría un festival de violencia y salvajismo que le crispó los nervios tanto al público como al protagonista -llevándole casi hasta el límite físico y mental-, y entregando en el devenir la secuencia de las escaleras de emergencia, una de las escenas continuas de acción más orgásmicas jamás creadas del mundo audiovisual.
La forma de actuar de El castigador desde el inicio establece un código reconocible, que matiza con el de Daredevil, y que enriquece la serie haciéndola llegar a aristas insospechadamente más salvajes. Hay un paralelismo bastante excitante entre ambos personajes, básicamente porque uno "está a un mal día" de convertirse en el otro.
Ahora, The punisher es un antihéroe que no es solo un
festival gratuito de morbo, un sociópata desencadenado. En realidad es un ser
que carga sobre sus hombros una tragedia griega abrumadora y descarnada, que conmueve
terriblemente y rompe el corazón de todos una vez se es develada. Frank Castle es un
ser tridimensional en toda regla, concreto, coherente y potente (implacable). Es un
personaje maravillosamente introducido que no dudo que se lucirá una vez llegue
su serie.
Sobre Elektra (y La Mano peluda)
Se nota que la escritura del guión para esta tanda de 13 capítulos fue más apresurada y descuidada de lo pensado.
Tras un tiro en la frente, una batalla a puño limpio y un secuestro de por medio, The Punisher iría a parar a la cárcel y arribaría con su propio arco Elektra. Aquí se abren 2 líneas argumentales que afectan al diablo redentor. La primera enfocada en el estudio de Matt defendiendo a nivel jurídico a Frank, quien ahora es juzgado por el estado gracias a sus delitos; y la segunda narrando cómo Daredevil y Elektra se enfrentan a La mano, una secta de ninjas con dogmas poco claros.
Inicialmente la idea de relatar en zigzag estas 2 subtramas no es mala; de hecho es emocionante e interesante, ya que uno de los conflictos comienza a afectar directamente al otro, y a provocar que Matt descuide su vida personal para atender la de enmascarado.
Sin embargo, paulatinamente uno de los conflictos se comienza a distanciar severamente del otro, a tal grado que llegado el capítulo 10 ya cada uno va por su lado y pareciera que estamos apreciando 2 series distintas. Una encauzada en lo terrenal y la crudeza de lo real, y la otra anclada a situaciones prácticamente de índole místico.
Todo el dilema que envuelve al Black-sky, a La Mano y a La casta se expone de una forma demasiado confusa. No me puedo preocupar por los actantes que hay en pantalla cuando sé que ni ellos mismos están muy seguros de lo que están haciendo. ¡Joder!, que cuando Stick le explica a Matt sobre el culto de Yaminote, este se ríe (y el público también lo hace) porque encuentra todo lo que le dice como un sinsentido .
Vale, que la serie se esfuerza porque la resolución del misterio este rodeada de espionaje, incursiones a edificios con seguridad de punta, y redadas a cargamentos secretos; pero a la hora de la verdad que una banda de asiáticos hayan alcanzado la inmortalidad por ¡ve tú a saber cómo!, para cazar a una persona que ¡ve tú a saber qué cojones hace!, y cuyos logros se componen a base de milagros que rompen con el contexto "verosímil" cimentado de toda la primera temporada, ocasiona que me desconecte de lo que estoy viendo en pantalla.
Por no mencionar el hoyo de 14 pisos que DD y Elektra encuentran en el episodio 7, en medio de una construcción abandonada. A este detalle en ningún momento se le da explicación, y lo máximo que se obtiene de él son comentarios imprecisos sobre cómo, de alguna manera, esa fosa ayuda a Yaminote a lograr su plan. Este hueco representa simbólicamente todas las lagunas argumentales de esta trama.
¡Oh! Y aún no he hablado de lo peor. El giro de tuerca del final es gratuito y considerablemente pendejo. Pone al descubierto que hasta los integrantes de la misma Mano no saben qué estaban haciendo. Si durante todo este tiempo sabían que Elektra era el Black-sky, en primer lugar por qué intentaron matarla en tantas ocasiones, ¿qué no se supone que es una deidad para ellos? ¡Ah!... ¿Y qué tiene de especial ser el Black-sky? Que repetidamente comentan que poseen un poder en sus adentros invencible e imposible de contener… y… no es por desestimar las habilidades de Elektra… pero… ¿cuál es tu colosal poder?
Sobre Castle (y la ética del salvador)
En contraposición está todo el periplo legal de The punisher tras su introducción. En este nos sumergimos en una maraña de intereses políticos, militares, judiciales y personales: todo un thriller estupendo que enriquece a cada paso al antihéroe, y que, además, se atreve inteligentemente a poner en tela de juicio, bajo una perspectiva del mundo real, la valía de los superhéroes en una sociedad convulsionada por su existencia. ¿En verdad ayudan?, ¿qué no sobrepasan el límite de lo ético y de la misma sociedad al aprovecharse de sus virtudes y habilidades para concederse cualidades de juez, jurado y verdugo con su proceder?
Sin miramientos, sin inclinarse por un lado o por el otro, y como en todo buen proceso judicial presenta los hechos y deja que el público sea quien dé el veredicto, decida quien está en lo correcto.
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Quizá para muchos este detalle no merezca aplausos, ya que por antonomasia este tipo de choques dramáticos e ideológicos deberían presentarse de la forma más imparcial y objetiva posible, y en efecto tienen razón... Pero ya ven que en este 2016 el asunto no fluyó tan lógicamente.
“Batman V Superman” y “Capitán América: Guerra Civil” también presentan el conflicto moral y corporal entre 2 superhéroes y su manera de impartir justicia, pero descuidadamente en algún momento de su desarrollo se tuercen y dan la razón a uno de los bandos. En el primero, Batman recibe todos los argumentos para que el público simpatice con él y desee acabar con un dios descontrolado, destructor e impiadoso, que vendría a ser Superman (quien nunca tiene la opción de refutar). Y en el segundo, El primer vengador muestra su lado más egoísta y antipatriótico (exploración en su personalidad), llevando a una desestabilización de la seguridad global, y propiciando simpatía hacia su principal oponente, que es el Hombre de Hierro.
Este se supone que iba a ser el año en el que los grandes héroes comenzarían a examinarse a sí mismos, a dejar de lado al típico villano de turno para autoevaluar sus escalas de moralidad. Solo Daredevil logra llevar a la palestra de forma idónea esta revisión de los justicieros/héroes.
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Retornando con The punisher...
Es una pena que la subtrama del antihéroe padezca el mismo fallo que la de Elektra. Ya para el penúltimo capítulo nos presenta un giro de trama rebuscado y casi sin fundamento, demasiado oportuno para la situación vivida y que parece ser más un alarde o una vaga intención de sorprender a un público incauto, en lugar de ser algo escalonadamente construido.
Sobre los viejos conocidos
Los personajes, a pesar de los descuidos en los que la trama los introduce, no dejan de estar fuertemente edificados.
Los viejos conocidos tienen la oportunidad de desenvolverse en nuevas facetas que les enriquecen descomunalmente. Karen se desarrolla entre las intrincadas enramadas del periodismo, Foggy enfrenta sus problemas de confianza en el juzgado, y hasta Wilson Fisk sigue manipulando los hilos de la realidad desde la cárcel. ¿Fui el único qué sudó frío con esta escena?
Sobre la factura técnica
La serie continúa impoluta en aspecto estético... en el vestuario y fotografía. Es más, se nota que ahora han invertido más en efectos visuales, de ahí que nos deleiten con secuencias mucho más elaboradas. Las actuaciones son excelentes y la música sigue encontrándose igual de imperceptible que en todo el pinche Universo cinematográfico de Marvel.
Conclusión
La segunda temporada de Daredevil es un trabajo de calidad a pesar de los pormenores. Tenemos pues una continuación que explora y explota bien a viejos y nuevos personajes, que mantiene una factura técnica asombrosa, y cuya historia por una parte es adrenalínica, épica e inteligente, y por la otra es algo vaga y chocante… la perspectiva esotérica resulta asonante frente a una lógica (tono) de universo que desde la primera temporada se había mostrado visceral y "realista".
No deja de ser un trabajo recomendable si viste los primeros 13 capítulos, no deja de ser un firme primer paso en la fase 3 de Marvel. BUENA.
Notas extemporales: Muchas de las grandes dudas que remarqué durante el artículo terminaron por solventarse tiempo después, sobre todo con la salida de Defenders. Sigo pensando a pesar de ello, que las quejas no están (no siguen) tan fuera de lugar. Traen a colación el tema del uso del misterio dentro de tramas largas, y cómo aprender a dosificarlo para interesar a la audiencia, evitando que se extravíe (junto a los personajes que acompaña) dentro de la espiral críptica que compone de a poco con la costura de planos.