(Que no se note que quiero publicar cualquier barrabasada con tal de mantener vivo el blog)
Durante mucho tiempo me alejé de
ella por su temática. El vallenato y mis oídos no se llevan bien a decir verdad
(salvo contadas excepciones cuantificables con los dedos).
No obstante ayer tuve la
oportunidad de conocer en persona al director de esta obra (amable hombre), y
dado que su último trabajo 'El abrazo de la serpiente' se encuentra en boca de
todos, me armé de paciencia, tapones en los oídos y aspirinas en los bolsillos y decidí verla.
El largometraje cuenta la historia de Ignacio Carrillo, un juglar que durante años recorrió pueblos y regiones llevando cantos con su acordeón, cuya esposa acaba de morir. Desolado por la pérdida y por los remordimientos de su pretérito, decide realizar un último viaje con el fin de deshacerse de su particular acordeón, aquel del que dicen que fue arrebatado de las mismísimas manos del diablo. En el camino encuentra a Fermín, un joven cuya ilusión en la vida es seguir sus pasos y ser como él. Como es obvio, el recorrido tiene muchas sorpresas preparadas para este Quijote y Sancho Panza del Caribe colombiano.
Frente a todo lo esperado, 'Los
viajes del viento' es una película bella y agradable en muchos sentidos. No
solo por su impoluta fotografía (capaz de explotar y narrar a la perfección con
su naturaleza panorámica), sino por su muy recatada historia y lo que contiene.
Para no entrar a dar vueltas, todo
se reduce en una exaltación de la cultura vallenata a partir de una revisión
crítica de sus características. Los corronchos y mujeriegos, los juglares que
siempre se mostraron como unos sinvergüenzas de estilo de vida irresponsable y
decadente, son desnudados en esta película, increpados e inculpados por sus
actos. Todo esto termina por mostrar directa e indirectamente una ola de folclor opulenta y simpática,
que tampoco deja atrás los toques míticos y místicos sorprendentemente
ingeniosos. “Porque todo el que se
ensalce, será humillado; y el que se humille será ensalzado”; Lucas 14:11.
...
En palabras finales: una obra
cultural de amplia riqueza artística. Una historia interesante, que recuerda a
aquellos viajes en el crepúsculo de la vida de esos héroes triunfantes del
pasado, ahora caídos en desgracia, y que buscan una redención final (véase
Ruroni Kenshin y El topo). Joya cultural y nacional.
PD: Me comprometo a hacerle una crítica a El abrazo de la serpiente (pero eso será más adelante)
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